Con este poemario, el lector encuentra a un poeta que busca establecer un discurso apegado a diversas imágenes que transforman el acto de crear en una celebración: el sentimiento, la gestación de la vida y la natura, vuelven a inventarse, a tomar rumbo en la luz de los sentidos.
Con este poemario, el lector encuentra a un poeta que busca establecer un discurso apegado a diversas imágenes que transforman el acto de crear en una celebración: el sentimiento, la gestación de la vida y la natura, vuelven a inventarse, a tomar rumbo en la luz de los sentidos.
La vida es lo que nos pasa y lo que nos hace pasar, el poeta lo sabe y desde este espíritu aborda los grandes temas, estigmas del tiempo, aconteceres íntimos que, a través de un destello esmeralda, conforma su manera de escribir y dan sustancia a su prosa.
El mar es el principio, los poemas transcurren y reflejan la maravilla sostenida desde tres destellos, el primero que da nombre al poemario: Repertorio de imágenes, luego da paso a Habitada luz que es iluminada por cinco textos de largo aliento, para detenerse en Manantial de presencias que explora la verdad desde la angustia de la palabra.
Desde el epígrafe inicial, en la primera parte, el verso de Jorge Guillén resulta orientador:
En el silencio es pura la palabra,
y el hecho de citarlo no es meramente circunstancial, pues a la vez de ser un reconocimiento es también la aceptación de un paralelismo, porque la poesía de Miguel Ángel Morales Beiza transmite lucidez tras cada verso.
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Fragmento del prólogo de Repertorio de imágenes, por Raciel Manriquez, poeta, periodista y fotógrafo, autor de los poemarios El rugir de la olarasca y Luna en voz alta, entre otros.