Reseña de “Estoy aquí” (del poemario Recuerdos de un poema, Ema Ligia Rivero Ucán)

 



Reseña de “Estoy aquí”

(de Recuerdos de un poema, Ema Ligia Rivero Ucán)

Basta un verso inaugural —«Dibujo rostros, construyo cuerpos / para que encuentren mi cuerpo perdido»— para advertir que Rivero Ucán se adentra en una topografía íntima donde la palabra no ilustra: encarna. El yo poético se fractura y, al mismo tiempo, se recompone mediante el acto de escribir; cada trazo sobre el papel es una tentativa de re-habitar la propia carne, una búsqueda obstinada de presencia entre ausencias.

En este breve poema —situado en la página 14 del volumen— la autora despliega una secuencia de imágenes cinéticas: “pasos de gacela”, “títere desmadejado”, “avanzo a doble espacio”. La ligereza inicial deriva pronto en la conciencia de lo irreconocible: el sujeto se sorprende frente al espejo de la página, y esa revelación precipita una caída “de bruces / en esta página sin tiempo”, talón que recuerda la fragilidad de la existencia y el vértigo de la creación.

Rivero Ucán —bacalarense nacida en 1977 y voz consolidada de la Colección TinTarena— ha tejido a lo largo de su obra un discurso de honda impronta femenina, mística y reflexiva. Sus antecedentes en los talleres literarios de Quintana Roo y la temprana consagración en certámenes juveniles confirman una trayectoria anclada en la exploración del ser y la memoria.

En “Estoy aquí” la preocupación ontológica se condensa con elegante sencillez: la escritora asume que existir es reescribirse y que cada grafema, como huella digital, testifica nuestra fugacidad. La métrica libre y la puntuación mínima favorecen un ritmo entrecortado, casi respiratorio, que subraya el vaivén entre certeza y extravío.

Así, la poeta alcanza una paradoja luminosa: solo al nombrar su propia dislocación logra fijar un punto de arraigo. El poema —corto, directo, visceral— se vuelve umbral de un viaje mayor: el de la identidad que se mira, se nombra y, aun en la incertidumbre, insiste en estar.

Para los lectores de Editorial Rotación, esta pieza ofrece una puerta de entrada inmejorable al universo de Rivero Ucán: una voz que, con pulcritud y audacia, recuerda que la poesía no es mero ornamento, sino ejercicio de supervivencia.

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