Reseña de “La dicha de todas” de Wilma Esquivel Pat: la alegría que sólo existe si se comparte
El poema “La dicha de todas”, de la poeta quintanarroense Wilma Esquivel Pat, incluido en la Antología: Poetas de Quintana Roo. Palabras de Valor, es una declaración luminosa de sororidad, memoria ancestral y esperanza colectiva. No se trata sólo de una voz poética que habla en singular, sino de un “nosotras” que emerge desde la raíz maya y se proyecta hacia el futuro.
La voz que nace con el aire: origen y sentido de la existencia
El poema se abre con una imagen poderosa: “Nací el día que nació el aire / el corazón del cielo me dio el respiro de vida”. Aquí, el origen de la hablante lírica no se reduce al dato biográfico, sino que se vincula con una cosmovisión maya donde el aire, el cielo y el espíritu son fuerzas vivas que acompañan y sostienen la existencia.
Desde el inicio, la poeta marca una clave central: no caminamos solas. El “espíritu del aire” no sólo da vida, también otorga compañía, guía y propósito. Es una forma de decir que cada mujer nace dentro de una trama de vínculos, historias y luchas que la preceden.
Ancestras, raíces y comunidad: la dicha es de todas
Uno de los ejes más conmovedores del poema es la referencia a las ancestras: “llevamos las voces de nuestras ancestras / guiando nuestro paso cansado y corazón fuerte”. La dicha no es una emoción individual, es el resultado de una memoria compartida que se sostiene en las mujeres que estuvieron antes, en sus luchas y en sus resistencias silenciosas.
La imagen de las raíces que mantienen de pie condensa la idea de pertenencia: no somos hojas sueltas, sino parte de un árbol que se alimenta de la tierra, de la experiencia y del trabajo cotidiano. “Heme aquí con todas / sanando al mundo con nuestras voces” subraya que el acto de hablar, cantar, trabajar y cuidarse mutuamente se vuelve una forma de sanación colectiva.
En este sentido, el poema se inscribe en una tradición de poesía feminista y comunitaria donde la primera persona no está aislada, sino enlazada a un “nosotras” que se reconoce diverso, fuerte y en movimiento.
La alegría compartida: ética de la felicidad y responsabilidad con el futuro
Una de las preguntas más potentes del texto es: “¿cómo puede existir la alegría si no es compartida?”. Aquí, Wilma Esquivel Pat propone una ética de la alegría: la felicidad individual, si no se expande y se reparte, queda vacía. La dicha sólo cobra sentido cuando se convierte en espacio común.
Esta idea se conecta con otra dimensión del poema: la responsabilidad con el hoy y el mañana. Cuando leemos “sembramos las semillas del hoy y del mañana”, la imagen de la semilla no es sólo ecológica o agrícola, es también simbólica: cada gesto, cada lucha, cada cuidado que tienen las mujeres en el presente, abre camino para las que vienen.
La tierra, la lluvia, los árboles y el universo que aparecen en el poema funcionan como una metáfora de interconexión: la vida tiene sentido cuando abrimos los ojos, nos damos a los demás y entendemos que ya estamos dentro de una lucha con rumbo: la de las mujeres que agradecen, sueñan y se organizan para volar libres.
Mujeres jaguar: fuerza, ternura y libertad
Hacia el final, el poema introduce una imagen inolvidable: “Mujeres jaguar, estrellas en nuestra piel”. El jaguar, símbolo de poder, misterio y protección en muchas culturas mesoamericanas, se entrelaza con la imagen de la estrella: fuerza de la tierra y brillo del cielo conviven en los cuerpos de las mujeres.
Además, el deseo de que “las niñas sean fuertes / que sean gigantas” articula un programa de futuro: la lucha actual no es sólo por el bienestar de las mujeres de hoy, sino por las niñas que heredarán este mundo. Ser “gigantas” es una forma poética de decir que tienen derecho a ocupar espacio, a tener voz, a soñar grande y a vivir sin miedo.
El cierre del poema, con la imagen de mirarse mutuamente y avanzar juntas, resume la propuesta de Esquivel Pat: reconocer nuestras huellas, mirar el mundo con atención y luego regresar al universo sabiendo que hemos caminado acompañadas.
Por qué leer “La dicha de todas” hoy
En tiempos marcados por la individualidad extrema, la prisa y la desconexión, “La dicha de todas” es un poema necesario. Nos recuerda que:
- La felicidad auténtica es compartida, no acumulada.
- Las luchas de hoy tienen raíces ancestrales y frutos en el futuro.
- Las mujeres no sólo resisten: sueñan, crean, agradecen y transforman el mundo.
- La ternura, la fe en la gente y la esperanza también son formas de lucha.
Leer este poema de Wilma Esquivel Pat es entrar en un canto colectivo donde cada verso invita a recordar que la dicha de una es, o debería ser, la dicha de todas. Un texto que dialoga con la poesía de Quintana Roo, con las luchas de las mujeres en México y con cualquier persona que sienta que la vida tiene más sentido cuando se comparte.

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